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Patrick Miller; una noche surrealista

Un comentario despectivo puede generar interés por conocer lo que se desprecia.

Por Luis Carreño Alonso/ Universidad Iberoamericana.

Patric Miller Cortesía

Foto. Cortesía patrickmiller.com.mx

Preámbulo

Dentro de un blog destinado a personas que dedican gran parte de su tiempo a quejarse y a compartir con otras personas que también se quejan de lo mal que las trata la vida, una pequeña reseña/comentario salta por lo retrograda, despectiva, xenófoba, separatista, prejuiciosa, intolerante, discriminatoria y segregacionista (texto original):

“El viernes me invitaron a festejar el 14 de Febrero a este antro (Patrick Miller), asisti en compañia de mi esposa, grave error, el lugar infestado de gays con una infame presencia, besandose, toqueteandose e incluso en la parte de atras, aprovechando la oscuridad, practicando el sexo oral.

«Mi esposa se espanto y no aguanto ni 15 minutos en el antro de mala muerte situado en la calle de Merida en la colonia Roma, se notaba a muchos gays totalmente extasiados por alguna droga consumida, tal vez antes de entrar, y ojo, entran muchos jovenes incuso menores de edad, es un atentado a la moral creanlo, este antro tiene alli años, pero anteriormente todo transcurria en un completo orden, autoridades hagan algo!”

                                                               Juan Carlos Hernández.

Después de analizar la redacción y las faltas de ortografía, dejando a un lado el contenido, escribir sobre este fabuloso lugar.

 Un poco de historia

Uno de los momentos más épicos dentro de la música electrónica fue aquel bache que sufrió la industria musical después de explotar a más no poder el género disco, las mujeres estaban cansadas de faldas con olanes españoletes, tiaras en la cabeza, pantalones de mezclilla con calentadores a pesar de un calor infernal y los hombres empezaron a detestar esas camisetas que dejaban ver parte de su axila, los clósets llenos de hot pants, era hora de vaciarlos y dar paso a una nueva era, para algunos dejar la heroína y para otros tantos atender un 0 positivo mientras escuchaban Poison en un walkman.

Las computadoras empezaron a evolucionar, empezaron a crecer productores de música y algunos de los músicos que dedicaban su vida al género disco comenzaron a remezclar su música original con cajas de ritmos, sonidos e instrumentaciones nuevas virtuales, llegando así a un género que corre a 135 beats por minuto aproximadamente, el High Energy.

El High Energy se empezó a expandir hasta a Europa y en Estados Unidos tuvo una gran aceptación por parte del público gay. En México también se estaba creando historia, surgía un nuevo sonido en el Club de Periodistas que después sería conocido como Patrick Miller. Era aquí, en Filomeno Mata # 8, donde surgía una leyenda que revolucionaría el ámbito musical y tecnológico en la Ciudad de México. The Saint (y su hermano de San Francisco, The Pleasuredome) y Patrick Miller nos introdujeron en el siguiente periodo de la historia del Hi-NRG.

Dentro del mundo del Hi-NRG se empezó a tener un contagio alto de SIDA, fue así que llegó la famosa crisis del VIH y la recesión mundial, únicamente pocos productores quedaron al mando del género como Donna Summer y Giorgio Moroder para «Carry On» (90), Human League con «Heart Like A Wheel» (90), Blue System con «Deja Vu» (91), Gina Tcon «Tokyo By Night» (91), Ken Lazlo con «Mary Ann» (92), Bad Boys Blue con «Save Your Love» (93) y Fancycon «Love Has Called Me Home» (93).

Después de la crisis que vivió el Hi-NRG empezó a producirse mucho House, Techno, Hip Hop y Trance, convirtiendo las pistas de baile en un zoológico ecléctico a nivel de música, los jóvenes que salían a divertirse se adaptaron a esta nueva manera de hacer fiesta y los amantes reales del Hi-NRG preferían quedarse en casa y escuchar algo bueno de los “años de gloria del Hi-NRG” con amigos y unos tragos.

Patrick Miller en la actualidad

Patrick Miller al igual que el Bulldog café se han convertido en iconos de la vida nocturna en México, sin embargo, a diferencia del Bulldog, Patrick Miller considera su misma esencia desde su inicio, los cambios que hay son realmente pocos y se sigue viviendo la misma experiencia de un salón de baile en el cual todo cuesta 30 pesos, lo único que venden es cerveza y algunas ocasiones las filas son inmensas.

Una vez cerveza en mano es hora de bailar entre toda la gente que hay, no existe lugar para sentarse, no hay tiempo para sentarse y si lo haces probablemente te pierdas de mucho, además nadie quiere mojarse del sudor que emanan las paredes de este bello lugar, rayos láser, pantallas enormes de leds, luces robóticas que van al ritmo de la música, un excelente equipo de sonido y un amable policía que te revisa hasta las trabillas del pantalón en busca de droga, son atracciones menores pero no menos importantes que no pueden pasar desapercibidas.

Bienvenido al mejor zoológico de mexica, uno donde los leones no están dormidos o los osos polares muertos, bienvenido al lugar donde todos conviven como si no hubiera un mañana, varios tipos de personas conviven en la pista, chavosrucos de 50 años que acaban de salir del gimnasio van a hacer un poco mas de cardio y si es posible se quitaran la playera para enseñar un cuerpo no muy agradable pero que demuestra una visita constante a un gimnasio.

Cambia la vista, a unos cuantos metros un oficinista que destila alcohol está regalando su chaleco, probablemente mañana se arrepienta demasiado, aunque la mayoría de las personas es buena y al darse cuenta de su nivel etílico se lo devuelva y le dé palabras de aliento como: “es tuyo y debes de guardarlo, mejor desabotónate más la camisa, es mejor perder pudor a un chaleco de traje”, igual el tipo no hará caso y la mañana siguiente a su destrampe llamará preguntando con una voz de seriedad si es posible que chequen en su inventario de cosas perdidas si no está un chaleco gris Oxford de Aldo Conti.

Concursos de baile, el público es el referee, varios círculos se ven desde el segundo piso, no más de 2 metros de diámetro, los más aventados son los actores principales de la pelea, hay diferentes niveles de competición, probablemente si la experiencia no es tanta y uno participa en los círculos de los choppers lo verán tan feo que deberá de huir, la idea no es de quien baile mejor, a decir verdad es bastante subjetivo, en ocasiones los que más raro bailan son los que se llevan más palmas y si alguien es pateado o pateada por el chico que empezó a hacer vueltas de carro en media discoteca no merecerá siquiera una disculpa, es su zona de trabajo y debe respetarse como lo que es, deberá pasar desapercibido y aplaudir al final de su intervención con un pañuelo desechable deteniendo el flujo de sangre.

A pesar de los cientos de personas que se congregan a bailar Hi-NRG cada fin de semana en Mérida 17, uno esperaría toparse con un olor desagradable de una humanidad haciendo catarsis bailando y sudando el éxtasis, la cocaína, el acido o únicamente “la gota gorda”, no es así, la naftalina, conocida por su antiguo uso contra las polillas para proteger la ropa, es un hidrocarburo cristalino presente en estado sólido a temperatura y presión ambiente, y de color blanco. Es un compuesto volátil a altas temperaturas, donde forma un vapor inflamable. La fórmula química está compuesta por 10 átomos de carbono y 8 átomos de hidrógeno; fórmula que consiste en 2 anillos unidos de benceno. En pocas palabras y hablando sinceramente, sirve para que el lugar no apeste, entrar al baño de hombres puede ser una odisea y el tipo que te indica en qué mingitorio hacer tus necesidades puede ser rudo, los espejos pueden estar empañados pero siempre estará ese olor fresco que te remite al clóset de los abuelos.

Larga vida, Patrick Miller, dicen los frecuentes asistentes que no se imaginan un fin de semana sin su templo de culto al baile y a ese género musical que algunos aseguran pone de buenas, es momento de abrirse a otros tipos de fiesta y convivir con todo tipo de gente que se junta únicamente con el fin de pasar un buen rato, oficinistas, médicos con una bata que no inspira confianza, Dj’s posmodernos quejándose de la música, secretarias, fresas, mirreyes, hipsters, cholos, chúntaros, rastafaris y uno que otro de cara larga porque “hace mucho calor”, harán una noche sin precedentes.

Para que la noche termine como debe de ser es importante salir del lugar con un zumbido en el oído que indica que esa frecuencia no la volverás a escuchar nunca, buscar al amable muchacho de las tortas de tamal y pedir del sabor preferido, dirigirte a casa y despertar al día siguiente con un dolor de piernas brutal, un olor extraño, posible dolor de cabeza y la cartera más llena de lo que podría haberse vaciado en un fin de semana habitual.

Dentro de la página web de Chilango pude encontrar otro comentario de un cliente acerca de Patrick Miller que pone en duda que pensar del lugar después de la primera aportación con la que inicia este reportaje, es más corta pero expresa bien el sentir del cliente con respecto a su visita (texto original):

“Wow wow wow que lugar !!”.

Martin Berry.